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29 de noviembre de 2011

Miley Cyrus no es una marihuanera, pero ¿A quién le importaría si en realidad lo fuese?

¿Recuerdan que hace unos días Miley Cyrus se confesó como una fumadora de marihuana y luego trató de negarlo? Lo cierto es que se ha tratado de un malentendido y nosotros les tenemos la verdadera explicación sobre las supuestas adicciones de la cantante.
A los fanáticos de Cyrus ciertamente no les importa si consume marihuana o no, porque ella ya tiene 19 años y hace un tiempo que está completamente alejada del imperio Disney, de toda la moralidad y conceptos familiares que en principio definieron su carrera. 
No podemos negar que la imagen del año pasado en la que Miley fue vista fumando salvia fue bastante escandalosa, pero en realidad ella no rompió ninguna ley porque ya era mayor de edad en aquel entonces.
Tras el video de su cumpleaños 19 en el que la ex Hannah Montana se declara a si misma como “marihuanera”, su amiga cercana Kelly Osbourne sintió la necesidad de defenderla, es por esto que publicó en su cuenta de twitter los siguiente “Si @MileyCyrus no está grabando música / filmando películas / dando conciertos ella está trabajando todos los días. Como sería posible que ella pudiera hacer todo eso siendo una marihuanera”.
Los representantes de Cyrus también han declarado que todo se trata de una gran broma que quiso hacer la cantante durante su cumpleaños, pero si a los fans realmente no le importa entonces ¿A qué se debe tanta defensa para la cantante?
La respuesta es que a los medios sí les importa, y una vez que Miley admite el consumo de drogas, fácilmente se le puede relacionar permanentemente con este hecho y esto podría dañar su imagen y afectar posibles patrocinios o negocios que la cantante podría tener en el futuro.
Un ejemplo claro es el del medallista olímpico Michael Phelps, quien luego de haber sido fotografiado fumando con un bong, perdió un contrato bastante lucrativo con la empresa de cereales Kellogs.
Esperemos que con toda este controversia Miley por lo menos haya aprendido a ser más cuidadosa con las “bromas” que decide hacer sobre todo cuando está en público.